La norma internacional ASTM B117 fue desarrollada siguiendo los principios reconocidos internacionalmente de estandarización. Estos principios están alineados con la decisión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre el desarrollo de normas internacionales, guías y recomendaciones que buscan eliminar barreras técnicas al comercio (TBT, por sus siglas en inglés).
El objetivo es que los productos probados bajo esta norma cumplan con requisitos técnicos equivalentes a nivel mundial, lo que facilita el comercio internacional y asegura que las empresas de diferentes países puedan competir bajo las mismas condiciones técnicas. De esta manera, se evita que las diferencias en normativas técnicas se conviertan en obstáculos al comercio, promoviendo un sistema más armonizado y globalizado.

En la industria automotriz, los fabricantes que exportan vehículos a múltiples países deben asegurarse de que las pruebas de resistencia a la corrosión, como las de niebla salina, cumplan con estándares reconocidos internacionalmente. Al seguir la norma ASTM B117, estos fabricantes pueden certificar que sus vehículos cumplen con las expectativas de calidad en diferentes mercados, desde Estados Unidos hasta Europa y Asia, lo que facilita la entrada a estos mercados y asegura la competitividad global.
En la industria aeroespacial, los componentes metálicos sometidos a pruebas de corrosión en distintos países deben cumplir con normas similares para garantizar su rendimiento en condiciones extremas. Al utilizar la norma ASTM B117, los fabricantes pueden evitar retrasos o complicaciones relacionadas con barreras técnicas, ya que la norma es reconocida y aceptada internacionalmente.

«El cumplimiento de las normas internacionales que siguen los principios de la OMC ofrece beneficios directos a las empresas, como la reducción de obstáculos técnicos que podrían impedir la exportación de productos a otros mercados. Al no seguir estas normas, una empresa podría encontrarse con dificultades para acceder a ciertos países debido a que sus productos no cumplen con los requisitos técnicos locales, lo que limita su capacidad para competir en el comercio global. Sin embargo, cumplir con la norma permite no solo garantizar la calidad y seguridad del producto, sino también abrir las puertas a nuevas oportunidades comerciales a nivel internacional.
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