Este punto subraya que la norma no cubre todos los posibles riesgos de seguridad que puedan surgir al aplicar los procedimientos de prueba descritos. Es decir, no proporciona directrices específicas sobre medidas de seguridad, prácticas de salud o consideraciones ambientales que deban seguirse al realizar las pruebas. En consecuencia, la responsabilidad recae en el usuario de la norma, quien debe evaluar y establecer las prácticas de seguridad apropiadas según el contexto en el que se estén llevando a cabo las pruebas. Además, se debe garantizar el cumplimiento de las regulaciones legales y normativas aplicables en cada jurisdicción o sector.
Esto es esencial ya que el uso de productos químicos corrosivos, la operación de equipos complejos y la exposición a condiciones controladas como las que se utilizan en las pruebas de niebla salina pueden presentar riesgos significativos para la salud y la seguridad si no se gestionan adecuadamente.