La obtención adecuada de probetas de ensayo es esencial para garantizar la validez y representatividad de los resultados. Este punto de la norma establece que las muestras deben extraerse de forma que se eliminen zonas alteradas por procesos térmicos o mecánicos. Además, se recomienda que las probetas tengan una sección reducida en la parte central para asegurar una distribución uniforme del esfuerzo y una fractura localizada dentro del área de medición.

Una empresa realiza pruebas de tracción en placas de acero soldadas. Al preparar las probetas, el laboratorio detecta zonas térmicamente afectadas (HAZ) cerca del borde. Siguiendo la norma, la muestra se recorta para eliminar esas áreas y evitar alteración en los resultados. Además, se mecaniza una sección reducida al centro de la probeta para controlar el punto de fractura, como lo indica el procedimiento estandarizado.

Si se extraen probetas con zonas frías, deformadas o afectadas térmicamente, los resultados del ensayo pueden reflejar defectos del proceso y no del material real. Esto lleva a diagnósticos erróneos, rechazos injustificados o, en el peor de los casos, a aceptar productos defectuosos. Además, una geometría inadecuada puede generar fracturas fuera del área medida, invalidando el ensayo.